La dictadura de Guardiola
Johan Cruyff, que en aquel 2008 expresaba sus opiniones en El Periódico, tuvo que salir a defender a su hijo pródigo cuando el nuñismo sumaba fuerzas para reclamar su despido. «Este Barça pinta muy bien», insistía el holandés ante el choteo generalizado en el entorno. Hacía justo un mes que Guardiola había tomado las riendas del primer equipo del Barcelona después de que concluyera el ciclo de Rijkaard y Ronaldinho. Se estrenó goleando al Wisla (4-0) en la fase previa de la Champions. A partir de ahí, las tinieblas. Perdió (1-0) en Cracovia. Y en la Liga ya aguardaban los demonios. Cayó en su debut en Los Pajaritos ante el Numancia (1-0). No pudo pasar del empate frente al Racing de Santander en el Camp Nou (1-1) el día que dio la alternativa a Sergio Busquets y mandó a Henry a la grada. Desde 1973 que el Barça no empezaba peor un campeonato liguero. Y los goles no existían. Uno en tres partidos. Uno en 50 tiros a puerta. De penalti. «Mi trabajo es ganar partidos», se rebeló el técnico. Desde entonces, no ha dejado de hacerlo.
Guardiola ha ganado, durante las nueve temporadas que lleva como entrenador, el 73% de sus duelos. De hecho, sólo ha perdido 53 de los 493 encuentros en disputa. Ha amasado, así, 1166 puntos durante sus estancias en el Barcelona, el Bayern y el Manchester City, con un promedio de 2,37 puntos por partido.
El torneo de la regularidad, su especialidad
Es en el torneo de la regularidad donde mejor desarrolla Guardiola su obra de gobierno. Así lo atestiguan sus marcas. La mejor racha de victorias consecutivas en la Liga española le pertenece (16 en la temporada 2010-2011), serie que logró igualar Zinedine Zidane con el Real Madrid, aunque encadenando dos cursos, 2015-2016 y 2016-2017. En Alemania, donde ganó las tres Bundesligas que disputó, alcanzó la cifra de 19 triunfos seguidos (2013-2014). Una serie nunca antes vista en Europa y que aspira a igualar con el Manchester City en su último partido del año en el campo del Crystal Palace.
Tras una primera temporada con los citizens en la que sólo pudo quedar tercero, por detrás del Tottenham de Pochettino y a 15 puntos del campeón, el Chelsea de Conte, Guardiola ha destrozado un sinfín de registros en la campaña de su definitiva adaptación a la Premier League. Tras salvar la muralla de Rafa Benítez en St. James' Park, el técnico, con 58 puntos de 60 posibles, líder sin rival en el torneo, igualó el mejor arranque en la historia de las grandes ligas. Algo que ya lograron en Holanda el PSV (1987-1988) y el AZ Alkmaar (1980-1981). Hablamos de 19 victorias y un solo empate (el 1-1 cosechado por Guardiola el ya lejano 21 de agosto contra el Everton de su íntimo amigo Ronald Koeman).
La queja de Mourinho
José Mourinho, vecino y capataz del descolgado Manchester United -hoy podría quedar a 17 puntos de distancia-, encuentra su particular explicación a la buenaventura de Guardiola en el City. «No son suficientes 300 millones de libras [266 millones de euros] para competir ante ellos. Están comprando defensas por el precio de delanteros». Se refería el entrenador portugués a los 138,5 millones de euros gastados este verano por el City en los laterales Mendy, Walker y Danilo. A ellos habría que sumar la incorporación la temporada pasada del central Stones por 55,5 millones.
Aunque, más allá de que Guardiola haya visto cómo los gerifaltes de los Emiratos Árabes invertían en su plantilla 426 millones de euros desde que Ferran Soriano y Txiki Begiristain lo reclutaron hace dos temporadas, Mourinho debería preguntarse si los 350 millones de euros con los que él ha contado en el mismo periodo no dan para competir el título.
El caso es que Guardiola ha encontrado el plan perfecto. Tiene un esquema (4-3-3) que muta continuamente ante la constante búsqueda de los espacios. Tiene un referente, Kevin de Bruyne, cerebro y ejecutor del equipo en el mejor momento de su vida. Disfruta de la lucha por el gol que mantienen Agüero y, sobre todo, Sterling, cuyo éxito parecía utópico no hace tanto. Silva vive feliz como interior, mientras que Otamendi -«uno de los mayores competidores que he visto en mi vida», clama su técnico-, brilla en las tareas de zapa.